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03/08/2020
Agustín Besteiro es egresado UAI, Doctor en Matemáticas e investigador del CONICET, aunque se autodefine como “aprendiz de investigador”. Algunas definiciones sobre las matemáticas en la Argentina y el aporte que estas tienen a la lucha contra la pandemia de coronavirus.
¿Cuál es tu trabajo específico en el CONICET?
Soy becario post-doctoral. Lo que hace el CONICET es financiar la investigación y el lugar de trabajo te lo da una institución, que en mi caso es el Centro de Altos Estudios en Tecnología Informática (CAETI) de la UAI. Es una beca cofinanciada, en la que UAI y CONICET pagan en partes iguales. Son los estudios de investigación después de terminar el doctorado. Es decir que uno sigue siendo un aprendiz de investigador. Estoy trabajando en la rama de las matemáticas que se llama ecuaciones diferenciales que tiene muchas aplicaciones. Si bien trabajo la parte más pura y teórica, tiene aplicaciones a muchos modelos de Economía, Medicina, Tecnología, Física, etc. Se usan muchísimo.
¿Pudiste cumplir tu sueño de ser investigador?
Cuando arranqué el doctorado es como que empezó el sueño. Cuando ya te están pagando por investigar… Repito que uno sigue siendo un aprendiz, pero en mi caso con bastante experiencia. Ya tengo unas cuantas publicaciones, ya tuve interacción con varios investigadores profesionales y uno se va acostumbrando al ritmo. Hay que trabajar todos los días para poder mantenerse y vivir de esto. Entre el doctorado y el post-doctorado trabajé en el mundo empresarial porque no tuve la oportunidad de conseguir una beca, y hay que esforzarse para vivir el sueño.
¿Trabajás en otro lado o de otra cosa?
El Conicet prohíbe trabajar de otra cosa que no sea de docente y en este momento no estoy haciendo docencia. Sí tengo algunos pasatiempos o actividades de extensión que sirven para el currículum académico aunque no sean pagas. Como charlas de divulgación en un club de astronomía, dos canales de Youtube de matemática.
¿Por qué recomendarías estudiar matemáticas a alguien que está por egresar del secundario?
Siempre y cuando le guste, obviamente que lo recomiendo. Tiene que ser algo que guste. Animaría a cualquier estudiante de escuela que tiene un gusto por las matemáticas. Creo que también tiene que tener libertad y probar carreras para ver si le encuentran el gusto o no. Las matemáticas tienen cierta publicidad que va en contra de que se acerquen muchos jóvenes con ganas de estudiarla.
¿Por qué son tan resistidas en la Argentina?
No solo acá, sino en todo el mundo. Es algo general. Pero en Argentina es peor por varias razones. No sólo por el problema socioeconómico, que de por sí es un problema, sino que hay otro: hay muy pocos divulgadores de las matemáticas. Hay que tener de estos que puedan comunicar y hacer que los jóvenes le tomen el gusto. Después, está el tema de los profesores en la escuela, la capacitación que tienen y los temas que se dan. Es una combinación de cosas que ayudan a que estén mal vistas por el ciudadano común.
¿Se dan mal las matemáticas en la escuela primaria y secundaria?
Puedo hablar por lo que me acuerdo de hace más de 15 años, no sé cómo se dará ahora. Me animo a decir que no ha cambiado mucho y esto es un tema. Por un lado, la capacitación de los docentes. Y por el otro, intentar incluir las nuevas tecnologías a las matemáticas, que es clave. Es muy importante, porque no estamos mostrando la matemática como una herramienta. La exhibimos como una materia que están obligados a estudiarla porque sí y le metemos en la cabeza a los chicos que no las usás nunca más. Eso no es cierto. No sólo por el pensamiento lógico que te deja, sino que a veces estamos usando matemáticas y no nos damos cuenta. En ese caso creo que en la escuela, mínimo, hay que empezar a cambiar la forma en que se da. Vale la pena aclarar, que las soluciones para estos problemas no tienen que ver directamente con los docentes sino con las políticas públicas educativas.
¿Cómo creés que ayudan las matemáticas en la lucha contra el COVID-19?
Son clave, no sólo en esta pandemia sino en general. Te lo va a decir cualquier profesional de cualquier ciencia, en particular medicina. Ahora lo podemos ver con los gráficos, con esto de aplanar la curva, con el famoso “R0”, la tasa de replicación. Son todas cuestiones matemáticas que salen de analizar modelos que describen cómo cambia una cantidad con el tiempo. A partir de ahí, ya tenés una estructura que te ayuda a entender qué es lo que está pasando con la enfermedad. Por ejemplo, nos permite predecir qué va a pasar en el futuro o podemos compararnos con otros países. El ciudadano común tiene que tener un cierto conocimiento mínimo de matemáticas para entender qué le están diciendo. Y si pasamos al terreno más científico, las herramientas matemáticas son el 'martillo y el clavo', todo lo que uno necesita para poder entender qué es lo que está pasando.
¿Te alcanzó con los conocimientos adquiridos en UAI para lo que vino después?
Fueron más que suficientes por lo siguiente: en matemática, lo más importante es que te enseñan a "hacer matemática". Que en el fondo es a aprender la lógica, a demostrar e interpretar el lenguaje matemático. Si aprendes bien eso, después podés largarte a aprender bien los temas, más complicados o difíciles que complementan los que ya sabés. Y la UAI fue exitosa en enseñarme cómo es el lenguaje matemático y cómo escribirlo. Yo hice la tesis de Licenciatura en un tema y la tesis doctoral en otro, por lo que de alguna forma empecé de cero. Sin embargo, tenía las suficientes herramientas para poder adaptarme. No digo que haya sido algo fácil, pero mi director del doctorado vio en mí que no estaba perdido, sino todo lo contrario: podía ir construyendo de los cimientos.