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27/02/2019
Un hombre del pueblo de Neguá,
en la costa de Colombia,
pudo subir al alto cielo.
A la vuelta contó.
Dijo que había contemplado desde arriba,
la vida humana.
Y dijo que somos un mar de fueguitos.
- El mundo es eso -reveló- un montón de gente,
un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia
entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales.
Hay fuegos grandes y fuegos chicos
y fuegos de todos los colores.
Hay gente de fuego sereno,
que ni se entera del viento
y gente de fuego loco
que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos,
no alumbran ni queman;
pero otros arden la vida con tanta pasión
que no se puede mirarlos sin parpadear,
y quien se acerca se enciende.
de Eduardo Galeano