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25/06/2018
El rugby es un deporte de gran rigor físico, y el sistema carcelario argentino tiene más de castigo que de reinserción. Pero esta “experiencia espartana” demuestra que juntos pueden cambiar un poquito la historia. Vale la pena intentarlo.
Además de jugar al rugby, varios de los espartanos van al colegio, estudian en la universidad, organizan talleres dentro de la cárcel. Aseguran que lo importante es mantener la mente ocupada porque las condiciones en prisión no son las mejores.
Hicieron el pacto de volver a pelear por la vida. De esforzarse. No importa si los tacklean, se van a levantar.
Los Espartanos, que tomaron su nombre de la película 300, se reúnen a entrenar todos los martes a las nueve y media. Sus 30 jugadores son presos de la Unidad 48 del Servicio Penitenciario Bonaerense, en la localidad de San Martín. Allí transforman una humilde canchita de fútbol en lo que ellos llaman El Coliseo, con sus haches rústicas y sus ingoals irregulares.
“Me ayuda a valorar el sacrificio de la familia… Si no hubiese estado acá, quizás estaría muerto”, dice uno de ellos, dando la cara, aunque sin identificarse.
Esta experiencia se traslado al colegio a través de una película y del relato de una experiencia de vida de quien estando en un contexto de encierro pudo reinsertarse positivamente a la sociedad gracias a esta gran experiencia.
El programa de Radio “Toma La Voz”, fue el nexo para que pudiéramos participar de está actividad.